Esta es una guía completa de longboards donde vamos a resolver tus dudas sobre ¿Qué es un longboard? ¿Qué tipos de longboards hay? ¿Cuáles son las partes del longboard? o ¿Cuánto cuesta un longboard?
¿Qué es un longboard?
Como te habrás imaginado si sabes algo de inglés, el longboard es una tabla larga. En este caso, con ruedas, que es lo que nos suele interesar. Son más largos que los skateboards, y los hay de diferentes formas y medidas. Seguro que los has visto alguna vez, bajando cuestas largas a toda pastilla, aunque hay varias disciplinas que veremos más adelante.
Sobre todo, lo primero es descartar que eso que tienes en mente no sea un skate. Los skates miden hasta 32 pulgadas de largo, más o menos, en general (unos 81 cm) y se usan más bien para hacer trucos (saltos). Si el skate es lo tuyo, puedes ir a nuestra guía completa de skate, o a esta entrada en la que te explicamos cómo elegir tu primer skateboard.
¿Cómo surgió el longboard?
La idea surgió, al menos que se sepa, en California, allá por los años 50. Los surfistas y esquiadores se buscaron la forma de practicar algo parecido cuando no había ni olas ni nieve.
Partes del longboard
El longboard consta básicamente de las mismas partes que un skate, aunque por supuesto se han adaptado ya que las funciones no son exactamente las mismas:
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La tabla de longboard:
Por lo general es larga. Puede tener entre 70 cm y hasta 2 m de longitud. La forma y anchura también varían, suelen tener entre 20 y 40 cm de ancho.
El material y la tecnología de fabricación puede ser el clásico de las tablas de skate, siete (o nueve) láminas de arce, pero también es común encontrar tablas de bambú, que es más flexible. Algunas van reforzadas con capas de fibra de vidrio, para aguantar más peso y protegerla de golpes.
También se diferencian en tres tipos, según cómo lleven montados los ejes. Si los ejes van por debajo, se llama “top mount”. Si pasan a través de la tabla, “dropthough deck”, y si van debajo pero la tabla es cóncava para conseguir menor altura, se llama “lowered deck”. La idea es que esté lo más pegada al suelo posible para ganar estabilidad y velocidad, aunque para hacer trucos con la propia tabla, es más fácil si es más alta.
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Los ejes de longboard:
Llevan dos ejes. Se pueden encontrar de diversas medidas, alturas, formas y ángulos de inclinación.
El material puede variar también. Aunque en el longboard el peso quizás es menos importante que en el skateboarding, también los puedes encontrar de titanio, aluminio, acero…
Normalmente tienen un grosor estándar, aunque en algunos específicos para downhill se aumenta el grosor para hacerlos más resistentes.
En cuanto a la medida, como de costumbre, depende de la medida de la tabla, por lo que también están disponibles en varios tamaños.
Recientemente se está avanzando en un tipo de eje diferente, el de los “surfskates”. Son longboards especializados en emular los movimientos de la tabla de surf en el agua. Estos ejes son basculantes, se desplazan con respecto a su base para permitir una mayor maniobra.
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Ruedas de longboard:
El material preferido para la fabricación de ruedas de longboards hasta la actualidad es el uretano.
El tamaño, en comparación con las ruedas de skate, es bastante más grande.
Pueden tener un perfil liso o redondeado, este último es el más usado, para conseguir la mayor estabilidad posible.
Suelen ser también más blandas, para adaptarse a las irregularidades del terreno. Van desde 76a a 99a, siendo la 76a las más blandas.
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Rodamientos de longboard:
Se clasifican por su “abec”, que es la forma de medir la velocidad. Cuanto mayor sea el abec, más rápido girarán.
¿Cómo elegir el longboard adecuado?
Lo primero es tener claro para qué lo quieres utilizar. Las principales disciplinas dentro del longboarding son:
Cruising:
Es el desplazamiento urbano, ya sea de paseo o como medio de transporte para hacer el trayecto más rápido y ameno. Las tablas de cruising (cruisers) pueden ser más pequeñas, para poder transportarlas en la mano en un momento dado. En este caso, puedes encontrarlas de plástico, ya que es un material más ligero. A este tipo se les suele llamar “penny”, por la marca que los
popularizó. También dentro de los cruisers, puedes optar por tablas muy largas, según tus gustos. No es raro ver a una madre llevando a su hijo en la misma tabla, por ejemplo. Puede que te venga bien que
tengan el tail (parte de atrás) levantado, como en los skates, para poder alcanzar tu longboard con la mano, pisando en esa zona. Las ruedas dependerán del terreno por el que vayas a moverte.
Carving:
Es el “surfskate” del que hemos hablado antes. Se trata de emular todo lo posible el surf, para los días sin olas. Los ejes y la forma de la tabla son diferentes. Necesitarás un eje basculante y una tabla que te recuerde a tu tabla de surf.
Downhill:
Es el descenso de laderas largas. Si esto es lo tuyo, te interesan las “lowered deck”, es decir, las que tienen la altura rebajada todo lo posible. Las ruedas deben ser grandes, de perfil liso. Al principio, puedes preferirlas algo más blandas, para darte adaptación al terreno, aunque serán mejor las duras para mayor velocidad, agilidad de maniobra y durabilidad. Los rodamientos, ¡los más rápidos que haya!
Freeride/slide:
Estilo libre, consiste simplemente en poder deslizarte sobre ruedas y hacer lo que te de la gana, sin un objetivo concreto. En este caso, puedes optar por formas, tamaños y durezas más standard, para que no tengas límites a la hora de experimentar con las diferentes disciplinas y posibilidades de tu imaginación. Lo que sí suele usarse son las tablas con el tail algo levantado, para facilitar los trucos y figuras.
Dancing/Sidewalking:
Es la práctica de pasos sobre la tabla mientras ésta se desplaza. Seguro que habrás visto algún vídeo de alguien que parece que va bailando sobre su longboard… pues esto era. Para esta práctica, conviene que la tabla sea muy larga (incluso más de un metro). Puede ser lowered, para mayor estabilidad, aunque es más común el cóncavo plano para que no encuentres “escalones” al pisar. Tendrás que probar varios tipos de rodamientos hasta dar con el que prefieras, pero en este caso quizás no te interesen que sean muy rápidos, ya que el objetivo no es la velocidad en el desplazamiento del longboard por el suelo. Si va más despacio, tendrás más estabilidad y seguridad a la hora de probar tus pasos.
¿Cuánto cuesta un longboard?
En Fillow, como ya sabes, tenemos el mejor precio garantizado. Ahora mismo puedes encontrar en nuestra tienda cruisers desde 43€. Los más largos suelen costar entre 100 y 300 euros, como siempre dependiendo de la marca, la calidad, el diseño… Si tu presupuesto es más bien justito, prueba a comprarte uno del tipo que necesitas, pero del precio más básico. Más adelante podrás ir reemplazando los elementos (ejes, ruedas, rodamientos…) por otros mejores o más adaptados a tu gusto.
Mantenimiento y cuidados del longboard
Un longboard no requiere mucho mantenimiento, pero sí conviene prestar atención a su estado y ajustarlo de vez en cuando para evitar males mayores:
- Revisa que los tornillos que sujetan los ejes a la tabla no se hayan aflojado. No conviene apretarlos mucho, pero sí que estén ajustados.
- Las almohadillas (o bushings) pueden deformarse con el tiempo, o romperse sin que te des cuenta. Échales un vistazo para comprobar su estado, ya que podrían acabar por dañar el pivot.
- Las arandelas que acompañan a las almohadillas deben estar bien colocadas. Si las tuercas que las sujetan están viejas o dañadas, tienden a aflojarse solas, y las arandelas pierden su posición, dañando a su vez las almohadillas. Si te pasa eso, es mejor cambiar las tuercas a tiempo, que son baratas, que tener que acabar cambiando más elementos.
- Revisa los rodamientos. Si las ruedas giran a menor velocidad que antes, es que los rodamientos no están como deberían. Según el tipo de rodamiento que sea (sellado o no), puede que necesites limpiarlo o engrasarlo. Comprueba que no tengan abolladuras por algún golpe.
- La lija también sufre desgaste. Si echas de menos el agarre que solía tener, quizás sea momento de reemplazarla.
Beneficios del uso del longboard
Además de la diversión, que nosotros al menos la damos por descontado, hay un montón de razones por las que practicar longboarding resulta beneficioso.
Si no estás en muy buena forma física, es una gran manera de empezar a locomoverte por la ciudad. Te permitirá dar paseos más largos, recorrer mayor distancia, a la vez que supone un pequeño reto que mantendrá tu motivación mejor que si simplemente sales a correr y acabas aburriéndote.
Por supuesto, también vas a desarrollar la coordinación y el equilibrio. En el caso de los niños, esto es muy bueno porque pueden continuar de forma natural mejorando sus capacidades motoras, sin que les resulte demasiado complicado, tomando conciencia de su tamaño, peso y posibilidades. Además, al ser un medio de transporte, también se desarrollan otros aspectos como la inteligencia espacial y se puede (y se debe) aprender sobre seguridad vial.
El longboarding, por otro lado, tiene una curva de aprendizaje más continua y suave que el skateboarding, por ejemplo. Una vez que aprendes a manejarte un poco sobre las ruedas, te acostumbras y resulta bastante sencillo (a no ser que quieras practicar cosas que pueden ser más complejas y peligrosas como el downhill extremo), por lo que en poco tiempo estarás disfrutándolo al máximo y sacándolo hasta para bajar a por el pan.
De todas formas, hasta que las tengas todas contigo, te recomendamos que no te quites tus protecciones. En Fillow tienes cascos, coderas, rodilleras, guantes…
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